“Tengo el mismo hace más de diez años y está inalterable”, dice la docente porteña Lucía Schiariti. Se refiere a un pene de madera que usa en talleres con estudiantes para enseñar a colocar un preservativo y también en capacitaciones a otrxs docentes. Es casi igual en sus medidas al de la compra del Ministerio de Salud de la Nación, cuya licitación generó tanto revuelo en los últimos días y hasta ataques de risas al hablar del tema en gente adulta como le sucedió al conductor de LN+, Carlos Pagni, tentado al aire por la longitud de 17 centímetros. Lucía Schiariti mide el que tiene ella desde 2010, y confirma que tiene un centímetro más de altura, pero el mismo grosor: 4 centímetros. Ese tamaño –que sorprendió a algunos como al periodista Pagni– tiene un fundamento pedagógico, dice la docente. «¿Y si no me cabe? dicen muchas veces les adolescentes cuando manipulan el preservativo», cuenta Schiariti. Mostrarles que pueden ponerlo en ese prototipo es parte del aprendizaje, aclara: «Les decimos que los de verdad no son así, además para evitar las comparaciones. Por supuesto, suele generar risas. Es lo típico en el aula». El desafío, plantea, ahora es «deconstruirse, salirse del discurso binario y heterosexual»: ya no dice preservativo masculino, se debe hablar de preservativo para pene, dice.
Las discusiones y comentarios en redes sociales en torno a la compra de los 10 mil penes de madera por parte del Ministerio de Salud mostraron, por un lado, las resistencias que persisten frente a la educación sexual integral en algunos sectores y por el otro, el desconocimiento sobre una herramienta didáctica que se viene usando en aulas, consultorios médicos y salas de espera hace al menos dos décadas en el país.
«Un taller de educación sexual no es una consultoría de sexología», dice Schiariti, especialista en Educación Sexual Integral. Usar una banana o un pepino o un desodorante –como algunas veces ocurre ante la ausencia de otras posibilidades y sugirió el dirigente celeste Juan José Gómez Centurión– pueden confundir el propósito didáctico que es aprender a colocar el forro. En las actividades en el aula el protagonismo no lo tiene el falo de madera, aclara la docente. «Lo sacás cuando viene el momento de enseñar cómo se coloca el preservativo. Pero antes vamos descubriendo los pasos previos hasta llegar a ese momento», cuenta la docente. En su caso, suele usar carteles que distribuye entre el alumnado para que ellas, ellos, y elles, los vayan ordenando, según su criterio. Tener un preservativo, hablar con la pareja, son algunas de las frases. «‘Disfrutar de la relación’ la suelen ubicar después de colocarse el preservativo y entonces, la idea es transmitirles que se disfruta durante todo ese momento de encuentro. Se generan discusiones», dice. También trabaja con una vulva que forma parte de un kit llamado «Experiencias para armar», que distribuyó el Ministerio de Salud de la Nación hace varios años: «A los chicos y a las chicas les genera bastante rechazo. No la quieren agarrar. Es bastante realista, de goma espuma. Pero lo cierto es que las vulvas son menos visibles. Y les estudiantes tienen menos familiaridad», compara.
Si bien hace muchos años que venimos hablando de educación sexual integral, todavía no se entiende qué es la ESI. Despierta temores y fantasías. Sigue habiendo cierto estigma social, se piensa que son talleres donde se habla sólo de métodos y de violencia de género. Y la ESI es mucho más. Pero no es tampoco una clase de sexología.
Los penes de madera se usan en la Ciudad hace dos décadas. «Recibimos los primeros cien o doscientos entre el 2001 y 2002 a partir de una donación de la agencia de cooperación alemana, para trabajar en prevención de VIH» dice Fabián Portnoy, responsable de la Coordinación Salud Sexual, Sida e ITS del Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires.
Como parte de una serie de talleres sobre uso de métodos anticonceptivos que se llevaron adelante en la Escuela Técnica Nº9 Ing. Huergo, en 2017, alumnas y alumnos del tercer año hicieron penes de madera en el taller de tornería. «Elles luego hicieron una campaña de promoción del uso del preservativo para chiques de 1° y 2° año y luego dimos un taller donde esos mismos alumnos y alumnas practicaban con los penes de madera. En 2019, esa actividad se repitió y quienes hicieron los penes de madera fueron los estudiantes de 4° año y se encargaron de dar la charla a los de 1° y 2° año. No pudimos repetirlo por la pandemia. Pero esas experiencias permitieron abrir la implementación de la ESI en el Huergo, donde había ciertas resistencias» cuenta Fátima Monti, psicóloga, docente y capacitadora del Programa de Alumnas/os madres, padres y embarazadas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Los penes de madera también son una herramienta didáctica histórica para la enseñanza en los institutos de formación docente. «El pene de madera nos ayudó muchísimo para que las personas puedan aprender de manera correcta a colocar un preservativo y poder llevar luego ese conocimiento a las aulas donde imparten ESI. Lo que notamos trabajando con personas adultas es que hay un enorme desconocimiento a pesar de lo que se cree: muchas veces se dice que son los adolescentes quienes no saben y en realidad, son las personas adultas las que más dificultad tienen», dice la médica generalista Viviana Mazur, profesora en la Especialización Docente en ESI que se cursa en el Profesorado Joaquín V González. En primer lugar, dice, a los adultos que cursan les cuesta reconocer el desconocimiento previo que traen en relación al uso del preservativo por pudor, por vergüenza, porque les resulta humillante decir ante un par que no saben «por sobre todas las cosas porque hay generaciones enteras que no han usado preservativo, que no han incorporado esta práctica en sus relaciones sexuales y por lo tanto no le pueden transmitir a otres que sí lo hagan».
–¿Y usan modelos de vulvas?
–Sí, también, porque el desconocimiento de los genitales de las personas con vulva es muy importante, es donde se nota que ni siquiera hay palabras correctas para denominar cada una de las partes. Hay un desconocimiento enorme de la anatomía de la vulva, del clítoris, de lo que son las zonas de mayor placer –responde Mazur.
«Como cualquier cosa que tiene una técnica, alguien te lo tiene que enseñar. Muchas veces los tenemos arriba del escritorio y cuando hay una consulta que está en relación al inicio de relaciones sexuales o a la salud reproductiva, aprovechamos para contarle cómo se abre el sobrecito con el preservativo, cuáles son las cosas que tienen que tener en cuenta para usarlo, como la fecha de vencimiento, y cómo se coloca para que el uso sea correcto. Tiene una técnica y para eso hay que practicar. Primero se lo mostramos nosotros y luego se lo hacemos practicar a ellos. Los chicos no tienen ningún problema en practicar y si viene con una pareja mujer, los hacemos practicar a los dos. Es muy natural en la consulta. Siempre es bueno repasar cómo usarlo. Igual que cuando una chica viene a retirar pastillas, repasamos las tomas para ver que no haya errores», dice Real. Lo utiliza tanto en la consulta individual en el consultorio como cuando hace talleres en escuelas. «En las aulas, muchas veces son las chicas las que se animan primero a practicar poner el preservativo en el pene de madera», cuenta.
Más allá de la importancia de los penes de madera como material didáctico, el debate dejó otras cuestiones que invitan a la reflexión, dice Celeste Mac Dougall, docente de Historia y Formación Ética y Ciudadana en tres escuelas medias de la Ciudad de Buenos Aires, y de ESI en el Instituto de Enseñanza Superior Mariano Acosta y en el Normal N° 1. «Por un lado, se cuestionó la asignación presupuestaria para la compra, pero lo cierto es que se necesita presupuesto para dar ESI«, señala. Para Mac Dougall quedó en evidencia además, el desconocimiento que hay en relación a la Ley de ESI –26.150–, que cumple 15 años y que sigue siendo un territorio en disputa. «Lo que debate la ESI cada tanto se reedita: esta idea de que yo con mis hijos hago lo que quiero condensada en la consigna de grupos antiderechos #ConMisHijosNoTeMetas –como dijo Viviana Canosa– y la ESI viene a dar cuenta de que los chicos y las chicas son sujetos de derechos«, apuntó la docente, que integra el Observatorio Federal de ESI, creado durante la actual gestión en el ámbito del Ministerio de Educación. La profesora recordó que los contenidos de la ESI que se dan en las escuelas son acordes a la edad de lxs estudiantes. Y aprovechó los memes que se crearon en relación al tema para guardarlos para sus clases. «Habilita el diálogo y le saca solemnidad», dice.
La enseñanza de la colocación del preservativo, finalmente, es una partecita de la educación sexual integral. «La ESI es mucho más que eso. Pero hablar de prácticas de cuidados nos permite hablar de consentimiento, y de las prácticas sexuales desde el placer y las distintas posibilidades. Si no siempre la abordamos a la sexualidad desde una práctica amenazante», apunta Daniela Giacomazzo, coordinadora del Área de Expansión Comunitaria de la Asociación Civil FUSA. Cuando no hay ESI la pornografía se convierte en manual y hay que desmitificar esas corporalidades inalcanzables y explicar que se trata de ficción, dice. También es importante, agrega, enseñar el uso del campo de látex para promover prácticas de cuidado para vulvas.
El pedido de la compra –que causó tanta polémica– se hizo desde la secretaría de Acceso a la Salud de Nación. Y consiste en la adquisición de 10 mil kits educativos para la promoción y prevención, que contienen preservativos, dispensers para la accesibilidad de los preservativos y maletines donde se transportan los elementos para las capacitaciones, entre los que se cuentan penes de madera, gel lubricante y materiales de comunicación. «Queremos que lleguen a todos los sectores del país, que se distribuyan tanto en centros de salud, en clubes, escuelas, con personal capacitado que pueda enseñar el uso correcto del preservativo a adolescentes. Lo importante es el uso del preservativo como prevención de infecciones de transmisión sexual y embarazo no planificado, dentro de la educación sexual sexual integral», explicó la subsecretaria Sandra Tirado. Y detalló que la compra se enmarca en un aumento sostenido en las ITS: La sífilis muestra, en ambos sexos, un sostenido crecimiento que la llevó de 11,7 casos c/100 mil habitantes en 2013 a 50,4 en 2018: “Estos aumentos son muy importantes y tenemos que trabajar en la prevención. No solo el preservativo tiene que estar disponible sino que tiene que ser bien usado y los adolescentes y jóvenes tienen que saber de la importancia de su uso y la única forma es mediante la ESI”, indicó Tirado. También la ministra de Salud opinó del tema: «El debate generado no hace más que visibilizar y confirmar cuánto necesitamos Educación Sexual Integral (ESI) en nuestra sociedad«, publicó Vizzotti en su cuenta de Twitter.
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